Esculpir en blanco: El yeso

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El yeso es fácil de mezclar, rápido para moldear y sorprendentemente versátil y ha acompañado al arte desde la antigüedad. En museos del mundo se conservan moldes en yeso de estatuas clásicas, máscaras mortuorias y relieves que documentan siglos de creación.

Y aunque su uso es común en la construcción, en el mundo del arte adquiere un carácter único: se convierte en cuerpo, en volumen, en expresión.

¿Qué es el yeso?

Químicamente, el yeso es sulfato de calcio hemihidratado (CaSO₄·½H₂O). Se presenta como un polvo blanco fino que, al mezclarse con agua, pasa por una reacción exotérmica que lo convierte en una masa moldeable. Luego, al secarse, endurece y mantiene la forma que tomó al principio.

Este proceso se llama fundido, término que en escultura se usa para describir cualquier material que pasa de estado líquido a sólido.

En las artes visuales y las manualidades se utiliza principalmente el yeso escolar, más liviano y fácil de manejar. Para trabajos más exigentes —como baldosas, esculturas grandes o moldes técnicos— se usa yeso cerámico, más denso y resistente, ideal para obtener detalles finos y soportar peso o manipulación.

Moldes, medidas y matemáticas creativas

Antes de ver una figura decorativa o una escultura sólida, el artista trabaja con medidas exactas. Se comienza calculando el volumen del molde, como se ilustra en la pizarra del taller:
Alto × Ancho × Profundidad ÷ 1.3, y el resultado se multiplica por 100 (que representa 100 g de yeso por cada parte de agua estándar).

¿Por qué dividir entre 1.3? Porque se trata de un factor de conversión práctico en escultura para ajustar el volumen del sólido al comportamiento del yeso líquido.

Ejemplo: si el volumen de un molde es 13,500 cm³, se divide entre 1.3 y se obtiene 10,384.62, que se multiplica por 100. Luego, como 100 g de yeso equivalen a 75 ml de agua, esta relación define la mezcla: igual cantidad de yeso y agua, aunque en algunos casos se ajusta según la resistencia deseada.

Dato útil: Mientras menos agua tenga la mezcla, más rápida será la solidificación y mayor la resistencia. Pero si hay demasiada agua, la mezcla queda más fluida, tarda más en secar y da una pieza frágil.

El uso de moldes de silicona o cartón es fundamental en este proceso. Las formas que viste en la segunda imagen fueron hechas con moldes flexibles, ideales para figuras decorativas pequeñas o con detalle. Para bloques más grandes, se pueden usar cajas de cartón grueso recubiertas con pintura acrílica o goma líquida, para facilitar el desmolde y evitar que el yeso se adhiera.

Una opción artesanal y económica es el cartón piedra, que tiene una superficie lisa ideal para crear moldes temporales. También se recomienda trabajar sobre una plataforma de madera, ya que el yeso, incluso cuando está seco al tacto, sigue absorbiendo humedad del ambiente, y necesita buena ventilación para curarse completamente.

Siempre mantener el yeso en bolsas cerradas y alejadas de la humedad. Absorbe agua del ambiente, lo que afecta su fraguado.

Fundición, secado y exhibición

Una vez vertido el yeso en el molde, se deja fraguar. Las piezas fundidas (ya endurecidas) se manipulan con cuidado, pues aún están frágiles. El clima influye: en lugares húmedos, secan más lento; en clima seco, más rápido.

Para exposición, se recomienda que las piezas tengan al menos 30 cm de altura con base incluida, lo que da estabilidad y presencia. Las bases suelen ser de madera para facilitar el transporte y proteger la obra durante su traslado.

Tip: Puedes lijar y pintar el yeso una vez seco. Acrílicos, témperas, tintas o incluso barnices le dan acabado profesional.

3 tips clave para trabajar con niños

Usa protección básica


Siempre que manipulen yeso, los niños deben usar guantes, delantal o camiseta vieja y, si es posible, una mascarilla liviana al momento de mezclar el polvo (para evitar inhalarlo). El yeso seco es inofensivo, pero el polvo puede irritar.

Superficies protegidas y materiales listos


Cubre la mesa con plástico o papel grueso y ten todo preparado antes de comenzar: moldes, mezcladores, agua medida, recipiente para la mezcla y toallas. Así reduces el caos y mantienes la actividad enfocada y limpia.

Supervisión en el mezclado y vertido


La mezcla de yeso y agua genera calor y comienza a endurecerse rápidamente. Un adulto debe encargarse del mezclado inicial y guiar el vertido en los moldes para evitar derrames o quemaduras leves por la reacción exotérmica.

El yeso es económico, accesible y educativo. Permite enseñar proporción, volumen, mezcla, cálculo, geometría, paciencia… pero sobre todo, creación en tres dimensiones. A través del yeso, niños, jóvenes y artistas aprenden que algo blanco, simple y polvoriento puede convertirse en una figura, una historia, una obra.

Además, en el mundo del arte, los oficios se diferencian según el material: quien trabaja el yeso y modela con moldes es un escultor; el que talla madera es un ebanista; y el que modela barro o cerámica es un alfarero. Pero todos comparten algo: la transformación de lo crudo en algo bello.

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El yeso es fácil de mezclar, rápido para moldear y sorprendentemente versátil y ha acompañado al arte desde la antigüedad. En museos del mundo se conservan moldes en yeso de estatuas clásicas, máscaras mortuorias y relieves que documentan siglos de creación.

Y aunque su uso es común en la construcción, en el mundo del arte adquiere un carácter único: se convierte en cuerpo, en volumen, en expresión.

¿Qué es el yeso?

Químicamente, el yeso es sulfato de calcio hemihidratado (CaSO₄·½H₂O). Se presenta como un polvo blanco fino que, al mezclarse con agua, pasa por una reacción exotérmica que lo convierte en una masa moldeable. Luego, al secarse, endurece y mantiene la forma que tomó al principio.

Este proceso se llama fundido, término que en escultura se usa para describir cualquier material que pasa de estado líquido a sólido.

En las artes visuales y las manualidades se utiliza principalmente el yeso escolar, más liviano y fácil de manejar. Para trabajos más exigentes —como baldosas, esculturas grandes o moldes técnicos— se usa yeso cerámico, más denso y resistente, ideal para obtener detalles finos y soportar peso o manipulación.

Moldes, medidas y matemáticas creativas

Antes de ver una figura decorativa o una escultura sólida, el artista trabaja con medidas exactas. Se comienza calculando el volumen del molde, como se ilustra en la pizarra del taller:
Alto × Ancho × Profundidad ÷ 1.3, y el resultado se multiplica por 100 (que representa 100 g de yeso por cada parte de agua estándar).

¿Por qué dividir entre 1.3? Porque se trata de un factor de conversión práctico en escultura para ajustar el volumen del sólido al comportamiento del yeso líquido.

Ejemplo: si el volumen de un molde es 13,500 cm³, se divide entre 1.3 y se obtiene 10,384.62, que se multiplica por 100. Luego, como 100 g de yeso equivalen a 75 ml de agua, esta relación define la mezcla: igual cantidad de yeso y agua, aunque en algunos casos se ajusta según la resistencia deseada.

Dato útil: Mientras menos agua tenga la mezcla, más rápida será la solidificación y mayor la resistencia. Pero si hay demasiada agua, la mezcla queda más fluida, tarda más en secar y da una pieza frágil.

El uso de moldes de silicona o cartón es fundamental en este proceso. Las formas que viste en la segunda imagen fueron hechas con moldes flexibles, ideales para figuras decorativas pequeñas o con detalle. Para bloques más grandes, se pueden usar cajas de cartón grueso recubiertas con pintura acrílica o goma líquida, para facilitar el desmolde y evitar que el yeso se adhiera.

Una opción artesanal y económica es el cartón piedra, que tiene una superficie lisa ideal para crear moldes temporales. También se recomienda trabajar sobre una plataforma de madera, ya que el yeso, incluso cuando está seco al tacto, sigue absorbiendo humedad del ambiente, y necesita buena ventilación para curarse completamente.

Siempre mantener el yeso en bolsas cerradas y alejadas de la humedad. Absorbe agua del ambiente, lo que afecta su fraguado.

Fundición, secado y exhibición

Una vez vertido el yeso en el molde, se deja fraguar. Las piezas fundidas (ya endurecidas) se manipulan con cuidado, pues aún están frágiles. El clima influye: en lugares húmedos, secan más lento; en clima seco, más rápido.

Para exposición, se recomienda que las piezas tengan al menos 30 cm de altura con base incluida, lo que da estabilidad y presencia. Las bases suelen ser de madera para facilitar el transporte y proteger la obra durante su traslado.

Tip: Puedes lijar y pintar el yeso una vez seco. Acrílicos, témperas, tintas o incluso barnices le dan acabado profesional.

3 tips clave para trabajar con niños

Usa protección básica


Siempre que manipulen yeso, los niños deben usar guantes, delantal o camiseta vieja y, si es posible, una mascarilla liviana al momento de mezclar el polvo (para evitar inhalarlo). El yeso seco es inofensivo, pero el polvo puede irritar.

Superficies protegidas y materiales listos


Cubre la mesa con plástico o papel grueso y ten todo preparado antes de comenzar: moldes, mezcladores, agua medida, recipiente para la mezcla y toallas. Así reduces el caos y mantienes la actividad enfocada y limpia.

Supervisión en el mezclado y vertido


La mezcla de yeso y agua genera calor y comienza a endurecerse rápidamente. Un adulto debe encargarse del mezclado inicial y guiar el vertido en los moldes para evitar derrames o quemaduras leves por la reacción exotérmica.

El yeso es económico, accesible y educativo. Permite enseñar proporción, volumen, mezcla, cálculo, geometría, paciencia… pero sobre todo, creación en tres dimensiones. A través del yeso, niños, jóvenes y artistas aprenden que algo blanco, simple y polvoriento puede convertirse en una figura, una historia, una obra.

Además, en el mundo del arte, los oficios se diferencian según el material: quien trabaja el yeso y modela con moldes es un escultor; el que talla madera es un ebanista; y el que modela barro o cerámica es un alfarero. Pero todos comparten algo: la transformación de lo crudo en algo bello.

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