Lo mejor en la vida sería jamás tener que ver a nuestros hijos con un golpe, pero créanme, por más que los cuides, protejas muebles con foami, las esquinas con seguros, los tomacorrientes con tapones, andes detrás de ellos todo el tiempo, les compres zapatos ortopédicos o los más seguros que encuentres, pongas alfombra o piso antideslizante… tarde o temprano quizá tendrás que ir al hospital por alguna frente abierta, un brazo quebrado o un diente partido… ¡Es increíble lo que puede pasar en un minuto!
¿Qué hacer? Antes que nada, creo yo, intentar pensar que existen cosas inevitables, que sí, es necesario cuidarlos y hacer lo humanamente posible… pero hacerse a la idea que las cosas, simplemente “suceden”.
Claro está que una madre jamás aceptara esto y pedirá cuentas de lo sucedido con detalles… Pero en ocasiones simplemente, no podrás.
Recuerdo bien el momento (espero no hayan más) las 2 veces que mi hijo se golpeó. La primera, al llegar a mi casa luego del trabajo, mi papa me dijo con voz de asustado “el bebé tiene un golpe serio” y al verlo tenía morada la frente, parte del ojo y el pómulo derecho después de haberse tropezado a escasos centímetros de su vista y golpeando justo en la esquina de una jardinera de concreto… ¡qué mala suerte!, pensé… mientras me aguantaba las ganas de llorar al verlo. Tengo que decir que mejor cuidado mis papas no lo pueden tener, pero en un segundo tenía ya marcada la cara. Por si esto fuera poco, e insisto que no es falta de atención o cuidado, la segunda vez, mi mamá más blanca de lo que es, con mi hijo en brazos y su ropa totalmente ensangrentada, gritaba a la puerta de mi casa. ¡Tenían como 10 minutos de haberse ido de mi casa y pagué todo un año alerta médica y jamás la usé!.. al contrario, en ese momento no tenía ni siquiera vehículo en el cual movilizarme para llevarlo al hospital… se había partido la frente a pocos centímetros del golpe anterior. La odisea en emergencia cada quien la vivirá a su manera, pero hay que hacer como dicen “de tripas corazón” para ver como colocan 5 puntos a tu hijo(a) que te ve con los ojos más tristes del mundo…la verdad, y lo comparto, es un dolor indescriptible… un nudo en la garganta, impotencia, tristeza y enojo… ¿Pero qué podía hacer?.. Esperar al momento, algunos meses cuidando su cicatriz, como muchos padres….
Ser padre significa estar en los buenos momentos, pero más que nada, también apretar las manos de tu hijo(a), abrazarlo(a), darle un beso y decirle que todo estará bien, aunque no lo sepas, pero debes creerlo… todo estará bien.. Debes confiar…
Tips:
- Mantén las llaves siempre a la mano por cualquier emergencia. Haz un gancho y colócalas en un lugar visible, donde los niños no las alcancen para no perderlas.
- Asegúrate de saber si tu hijo(a) es alérgico(a) a algo. Es lo primero que te preguntaran en el hospital y si no lo preguntan, díselos.
- No abandones a tu hijo(a) en ningún momento si te permiten estar presente. Es importante para ambos ese contacto visual que le hará saber que todo pronto estará mejor.
- Acepta ayuda. De vecinos, familiares o amigos, pero NO de desconocidos. Siempre habrá gente malvada que utilice los momentos de debilidad para ganar algo. Mantén la Calma.
- Si te es posible, mantén una tarjeta de crédito habilitada, pero no en uso, o algún ahorro guardado, para los depósitos que piden en los hospitales al ingreso.
- Identifica en tu casa filos de muebles, esquinas, tomacorrientes, cubiertos con punta, líquidos tóxicos, medicamentos, armas, materiales inflamables, mascotas rabiosas y todo tipo de posible “enemigo” y aléjalo lo más posible del alcance de los niños.
- Jamás utilices empaques o botellas de productos comestibles para llenarlos con materiales tóxicos. Los niños no podrán identificar la diferencia y puedes provocar alguna intoxicación.
- Es buena idea familiarizarse con las mascotas y dejar seguido que los niños jueguen con ellas, para evitar que se vuelvan agresivas.
- Mantén los números de emergencia en “marcado rápido” en tu celular o teléfono de casa. En esos momentos tu mente queda en blanco, así que es mejor saberse solo un número que pretender recordar varios de memoria.
- En lo posible, no dejes niños a cargo de otros niños.
- Si tienes niños pequeños, mantén cerca una bomba de succión de nariz e hisopos para cuando se estén ahogando.
- Mantén los medicamentos en una caja que los niños no puedan abrir.
- Si utilizas armas, mantenlas en su estuche, fuera de alcance y descargadas.
- Evita al cocinar, dejar las manijas de los sartenes por el lado fuera, utiliza las hornillas de “adentro” para calentar líquidos y no dejes vasos de vidrio o cuchillos en orillas de los muebles.